viernes, 24 de mayo de 2013

La vieja rivalidad entre conservar el medio ambiente versus la facilitación del comercio global y el desarrollo económico sale a debate a pocos meses de que inicie la construcción del Corredor Interoceánico de Guatemala (CIG) el cual, para operar, requiere de la tala de 100 hectáreas de mangle para edificar dos puertos de gran calado en ambos océanos para que puedan atracar los gigantescos buques Post-Panamax.

La mayoría de los 372 kilómetros que recorrerá el Corredor Interoceánico afecta las zonas áridas y desérticas del oriente del país donde el impacto ambiental de su construcción podría ser mitigado; sin embargo, este se transforma en amenaza al llegar a las costas con sus abundantes bosques de mangle.

Guillermo Catalán, presidente de la Oficina De Enlace para América Latina (ODEPAL) y del CIG, reconoció que se talarán 65 hectáreas de mangle en la costa sur en Moyuta, Jutiapa, donde se construirá el Puerto “Centro Logístico Internacional San Luis”. Además de otras 35 hectáreas en el área protegida Punta de Manabique, Izabal para el Puerto “Centro Logístico Internacional San Jorge”.

“Sin embargo, cuando contrastamos ese impacto negativo con las actividades económicas del corredor que mejoran la calidad de vida de las personas entonces el balance es positivo. Vamos a sacrificar ciertas cosas, pero lo vamos a compensar con empleos”, comentó Catalán.

Ilegal e Inviable

Para, Yuri Melini, director del Centro de Acción Legal, Ambiental y Social (CALAS), la legislación impedirá que el proyecto arranque ya que es inviable jurídicamente, tomando en cuenta que pretende talar mangle en un área protegida del Atlántico y en el Pacífico, el cual es protegido internacionalmente.

“Los asesores ambientales de ODEPAL están completamente desinformados en cuanto al marco legal y ambiental del país ya que talar en los puntos que proponen sería una violación a la Constitución”, comentó Melini.

Melini agregó que desde el 2005 Guatemala se comprometió bajo el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos a proteger su diversidad ambiental, de esa cuenta es que no se aprobaron otros proyectos que de igual forma ofrecían empleo e inversión como la planta de gas de Grupo Tomza que se construiría en Punta de Manabique.

Carlos Salvatierra, secretario de la Red Internacional del Manglar, dijo que temen actitudes complacientes al proyecto por parte del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap).

“Si no se protegen las reservas de mangle no solo se perderán los árboles, se perderá la gran biodiversidad que habita en ellos, además de una barrera natural que amortigua el ingreso de fuertes olas al territorio”, indicó.

Se consultó con el MARN para conocer el estatus del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del CIG. Sin embargo, la cartera respondió que a la fecha no se ha presentado ningún estudio y destacó que es obligatoria su presentación para analizar la viabilidad del proyecto.

Catalán tiene buenas expectativas. “En el Pacífico será más fácil su aprobación (del EIA) porque no está dentro de un área protegida”. Además, para mitigar el daño se planean replantar el mangle en un terreno de 40 caballerías ubicado a un costado de donde se construirá el Puerto San Luis. Para Salvatierra aunque logren trasladar el mangle talado ya no se recuperaría el ecosistema.

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